jueves, 14 de agosto de 2008

Mi Credo

Como decía Herman Hesse, “el credo al que me refiero no es fácil expresarlo con palabras”, pero el intento bien vale la pena. Creo en el amor, en un amor sin contemplaciones ni salvaguardas, creo que el amor y sólo él es capaz de liberar al hombre del lacerante e invalidante miedo a la conciencia de la finitud de su existencia. El amor en el que creo es un amor integral, que no acepta sentimientos refinados y no tolera edulcorantes divinos, no siquiera mi ya famosa denominación del “azúcar de Dios”. Quizás pienses, “si, el Papa dijo que el amor es mas fuerte” y tenia razón, pero lamentablemente los cristianos y porque no decirlo las religiones monoteístas situan la salvación del hombre lejos de esta vida, prometen un paraíso posterior al ocaso, un goce eterno. No sé si tu lo crees, yo no, no quiero gozar por el resto de la eternidad, lo que quiera que eso signifique, quiero ser libre aquí y ahora, no quiero más flores en las tumbas del pasado ni falsas esperanzas de futuros lejos de mi alcance. Por eso el amor te puede salvar, ¿el amor a que?, a lo trascendente y lo inmanente. No es necesario buscar mas allá, en cielos, templos o sinagogas, lo que debes amar está al lado tuyo, y a la vez es universal. Porque quizás no entiendas que no me interesa el color de tu pelo, su forma o cualquier aspecto físico, perecederos todos, o quizás quieras pensar que soy miope o que simplemente soy despistado. Pero no, es más hermoso creer y te aseguro que es así, que sin importar las cualidades, lo que amo es tu singularidad, portadora de sentido, lo universal que hay en ti, ya te lo dije, la trascendencia de tu inmanencia. Amo el instante eterno que provoca perderme en tu mirada, y es asi como quiero vivir, libre.

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