viernes, 9 de julio de 2010

Mobile Learning

Con el desarrollo de la tecnología que ha producido los smartphones o teléfonos inteligentes y su impacto en la rutina diaria de las personas, quienes nos dedicamos a la educación a distancia hemos encontrado un nuevo aliado en esta cruzada.


Gracias a la telefonía 3G estos aparatos entregan al usuario la capacidad de una conexión con transmisión de datos y voz de forma instantánea, dando también la posibilidad de navegar en tiempo real en la red global Internet, descargando datos, instalando aplicaciones y enviando correos electrónicos, todo desde un mismo aparato en el minuto en que es requerido.

Esta capacidad aplicada en la educación a distancia está generando una revolución en términos de la metodología del aprendizaje. El paso previo en el desarrollo de la educación a distancia se caracterizaba por poder aplicarse “en cualquier momento” sin reglas de tiempo, e incluso “en cualquier lugar”, con el límite de poseer un computador conectado a Internet, en una terminal con la posibilidad técnica de reproducir videos y audio sin generar una sensación de frustración en el alumno. Con la nueva tecnología, la capacidad móvil llega para cumplir a cabalidad la promesa “en cualquier lugar”, ya que no es necesario estar en un lugar con conexión wi-fi. De esta manera los límites físicos se rompen para entregar al usuario la capacidad de estar conectado literalmente, “en todo momento y en todo lugar”.



En términos prácticos, quienes poseen un smartphone con conexión 3G, pueden perderse y encontrar la ruta de regreso gracias a alguna aplicación que utilice el sistema GPS, o simplemente pueden postear por ayuda en alguna de las conocidas redes sociales, y luego de unos minutos, obtener la respuesta que necesitaban.

Pero la movilidad en el rubro de la capacitación no debe ser tomada como un simple hecho técnico. Esta característica no pertenece sólo al aparato, sino al alumno y al aprendizaje, por lo tanto el replanteamiento debe ser desde la base metodológica de enseñanza y ahí se encuentra nuestro desafío. Al momento de diseñar un curso enfocado hacia el usuario móvil, existen diversos factores a tomar en cuenta. Ya mencionamos la conectividad, que permite al alumno obtener respuestas a sus preguntas, postear una idea interesante sobre los contenidos que está revisando y además sentirse parte de un grupo que interactúa continuamente sin barreras de espacio ni tiempo.
En este sentido, todos comprendemos el valor del tiempo, tanto del tiempo trabajado, generando y produciendo diversos elementos en los cuales nos hemos especializado, como del tiempo libre, donde damos rienda suelta a nuestros hobbies y placeres. La ventaja presente con la movilidad, es el ahorro de “tiempo muerto”, es la maximización de nuestros recursos temporales en pos de una mayor libertad posterior. Los momentos que se pierden durante el trayecto entre nuestro hogar hacia la oficina y viceversa, en las filas previas a una atención producto de la burocracia reinante. Esto genera la conveniencia en el uso de esta tecnología en la educación.

Otro factor a considerar es que el material complementario al curso no queda estancado en el computador de escritorio de la oficina o la casa, ahora todo se mueve con el alumno: texto, video, audio, son descargables en forma muy simple desde el teléfono.

Tenemos la llamada Web 2.0 y sus características interactivas en el bolsillo: buscar, leer, escribir y compartir, todo en forma inmediata. Lo queremos, lo tenemos. Sólo a un botón de distancia tenemos un punto de encuentro, un lugar donde el conocimiento lo crean y lo entregan las personas, para las personas. Porque de eso se trata todo esto y debemos tenerlo muy claro al momento de trabajar en capacitación, la tecnología y el software son sólo un medio, un servicio, no un fin.

De los cursos por correspondencia hemos avanzado a tener todo el conocimiento de la red literalmente en la palma de nuestra mano, pero ese no es suficiente, se necesitan nuevas metodologías que se adecuen a estos nuevos recursos. Recién estamos descubriendo las capacidades que nos entrega esta nueva forma de educar, con un camino que se ve amplio, pero no exento de desafíos y nuevos descubrimientos.

Por Rodrigo Subiabre Cantin.